Disneyland París es la mayor atracción turística de Europa por número de visitantes. A sus instalaciones van cada año más personas que las que pisan la torre Eiffel y el Louvre juntos. Pero estos números no son suficientes para que el cuento Disney desprenda su magia. El parque de atracciones está de aniversario. Está a punto de soplar 25 velas. No obstante, sólo ha tenido beneficios seis años a lo largo de este periodo. La última vez, gracias a ingresos extraordinarios. Fue en el 2008.

Los accionistas no están para cuentos de hadas: la empresa sólo repartió dividendo un ejercicio (28 céntimos) en algo más de dos décadas. El título en bolsa ha perdido el 75% de su valor en un lustro. En su último balance, las pérdidas de Disneyland París alcanzaron un récord: 858 millones de euros. Y el endeudamiento alcanza la friolera de 1.130 millones.

La compañía ya no tiene fondos propios con relación al capital social, y The Walt Disney Company, el accionista de referencia, ha tenido que sacar la cartera para lanzar una operación de recapitalización valorada en 1.500 millones y elevará su participación en el grupo hasta el 85,7%, al comprar la parte del capital en manos de la familia real saudí.

El parque de atracciones, por el que llegó a pelear Barcelona, empezó con mal pie. El grupo norteamericano eligió París gracias a las facilidades de las autoridades galas y con la previsión de convertir la capital francesa, bien conectada con el resto del continente, en el centro europeo de las atracciones infantiles. En 1992, Eurodisney (el nombre de entonces) protagonizó la mayor salida a bolsa de la historia europea.Pero en seguida se desencadenó una resistencia de los movimientos intelectuales franceses, que tacharon el parque como un "Chernóbil cultural" y una amenaza al estilo de vida europeo (los franceses son menos de la mitad de los visitantes).Las estimaciones iniciales sobre los costes no fueron correctas. Se pensó que el apartado laboral pesaría un 13% sobre los ingresos, pero dos años después del estreno, los sueldos franceses ya representaron el 40% (hoy el centro sigue siendo el primer empleador de Francia).Luego hubo malentendidos de carácter cultural. Walt Disney pensó que los visitantes se quedarían una semana, al escoger el centro lúdico como destino vacacional en sí mismo, y se invirtió mucho en capacidad de hoteles. Pero los europeos se quedaban como mucho el fin de semana. También se planeó un sistema de transporte interno de tranvías, cuando en el Viejo Continente a los turistas les encanta caminar.Asimismo, los precios de las entradas eran caros y, una vez dentro, se reducían los gastos en productos de merchandising. La gota que colmó el vaso fue cuando se prohibió el consumo de alcohol, algo sagrado para los franceses (y no sólo ellos). Jorge González, profesor del Iese, reconoce que "el negocio de un parque de atracciones supone una inversión gigante antes de saber cuánta gente va a asistir. Los costes variables son muy pequeños, y los fijos, muy grandes, y cada año tienes que invertir mucho dinero".La gestión, con el tiempo, corrigió el rumbo y aplicó un recorte de las tarifas. Sin embargo, llegó la bruja mala de la película: la recesión económica en el Viejo Continente. Los recientes atentados terroristas en París dieron el golpe definitivo al turismo, al reducir el número de visitantes y disparar los costes de seguridad. Con la estructura de costes actual, Disneyland París necesita unos 15 millones de visitantes al año para obtener la rentabilidad, pero la estadística juega en contra, porque esta cifra sólo se ha superado cinco veces en 25 años.Pierre-Yves Gerbeau, que estuvo al mando en los años noventa, es muy crítico. "Llevan el parque con el piloto automático. Parece en mal estado y está desfasado". "El cierre no es una opción porque tendría un coste reputacional enorme para Disney. Si en algún momento el centro consiguió beneficios, merece la pena intentarlo", opina González. La compañía apuesta para relanzar el parque por actos y propuestas alrededor de la saga de La guerra de las galaxias. Porque la filosofía Disney es que al final comieron perdices. Es lo que a muchos nos contaron de pequeños.Cómo hacer dinero con los números rojos

¿Por qué The Walt Disney Company ha podido mantener durante 25 años una empresa que no ha hecho casi otra cosa que generar pérdidas? Porque la empresa madre estadounidense ha ganado dinero con su filial, gracias a un artificio contable y societario. En efecto, Disneyland París (antes, Eurodisney) paga a Walt Disney una cantidad de dinero en concepto de sus derechos de licencia. De acuerdo con lo establecido, la multinacional percibe un 1% de la facturación (equivalente a 13 millones de euros en el 2014), a lo que hay que sumar un porcentaje por la explotación de la propiedad intelectual (entre el 5 y el 10% de la cifra de negocio). ¡Este dinero que fluye a la casa madre supone la mitad de las pérdidas! Walt Disney ha renunciado en los dos últimos ejercicios a este dinero.

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