Son las 10 de la mañana cuando abro los ojos, y sigo escuchando como cae la lluvia golpea la ventana. Tengo tan solo dos horas para acabar de preparar la maleta, y hacer la comida para el sábado, así que toca ponerse las pilas, y bajar corriendo al supermercado de enfrente de casa, para comprar el pan y cuatro cosillas que aún hacían falta.

La tortilla sale genial, así que aún tengo unos minutos para meterla en el correspondiente pan, que siempre que lo corto por la mitad, queda descompensado de una parte, chafarlo un poco porqué la tortilla no cabe casi, y meterlo en la mochila. Esto de hacer maletas, es un poco caótico, sobre todo por ejemplo, cuando te tienes que lavar los dientes, y ya tienes el neceser guardado dentro de la maleta. Así que toca meterlo lo último, para así lavártelos antes de salir de casa. Y si esto lo expandimos al desodorante, gomina, lentillas y todas esas cosas, es más caótico aún, a menos que tengas dos pares de cada.

Correr a la estación con una maleta pequeña a punto de reventar, donde el traje de esquí ya lo ocupa todo y luego has tenido que apretar la toalla, la ropa, neceser, calcetines... Es un poco difícil, y más sabiendo que haces tarde. Pero como sé la tendencia de @fernandete de traer maletas grandes, no quedaría mucho espacio en el coche. Y sí, acerté, ya que su maleta ocupaba casi todo el maletero.

Jugando a un juego de cartas, donde Marc me dio una paliza, ganando todas las partidas, llegamos en un abrir y cerrar de ojos a Barcelona, donde comimos en un pans donde si no das golpes con las puertas, te miran mal. Y directos hacia casa de @ocean83 y @gaara, no sin antes casi equivocarnos de tranvía e irnos a Badalona, o hacer el viaje con el billete caducado. La llegada es una de esas llegadas triunfales, ya que hasta alguien (no sabemos aun quien) te abre la puerta de entrada automáticamente, pero queda aún adivinar la combinación que llama a su piso, que es más complicada que los números de Lost. No sé a qué piso ni a cuantos pisos llamamos, pero una señora muy maja, que salía del edificio, nos dejó entrar. Bien, como salía por la puerta –obviamente- nosotros entramos después que ella saliera. Si alguien nos estuviera mirando por la cámara, pensaría que qué están haciendo estos dos.

Y aún nos perdimos más por los ascensores y pasillos, hasta que tocó llamar por teléfono para asegurarnos de que íbamos en dirección correcta. Una vez allí, vimos un poco de física o química, y hasta tocó marujeos con Sálvame y Paz Padilla, que no sabía que estaba presentando "esa cosa". Llegó @penya junto con @dkr y @isabel y tocó una clase magistral de cómo poner cadenas, ya que parecía que ese fin de semana las íbamos a necesitar. Así que una vez aprendido como ponerlas, toca hacer tetris y encaber las maletas en el coche, e ir a buscar a @sonia.

Y si, esta vez, se han cumplido nuestros sueños, ya que teníamos walkie talkies, y nos podíamos comunicar con el otro coche, además de con varias personas más que se interponían en nuestro canal. Como es normal, utilizamos los walkies para decir de todo, menos cosas serias, ya que no parábamos de decir tonterías, cantar, hacer el caballo, o incluso contarle a Marc la historia modificada de la pareja del túnel del Cadí. Si no la sabéis, tenéis que ir hasta allí en coche, y que os la cuenten dentro del túnel, y después podéis volver. En el vídeo, ya veréis la de tonterías que se pueden decir por un walkie...

El viaje iba avanzando entre tonterías, risas por los walkies, parada en gasolinera, comiendo moras (aunque a algunos no les gusten, ya que son como "ciertas partes de la anatomía femenina repletas de caviar"), o intentando abandonar a Marc en ciertos pueblos de la geografía catalana, de los cuales no diré el nombre.

Ya pasado el túnel, caían los primeros copos de nieve, que poco a poco empezó a ser una nevada en toda regla, emocionándonos ya y empezando a ver todo el paisaje que nos rodeaba blanco.

Llegamos al albergue sobre las ocho de la tarde, nos encontramos con el resto de participantes, y fuimos a dejar las cosas en la habitación, y a prepararla un poco para luego poder dormir, aunque poco preparamos y fuimos corriendo a cenar, que había hambre.

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