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Opiniones de Dinópolis Teruel (141)

Teruel, Teruel, España

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albertocruz

"Dinópolis, en busca de la esencia"

5.0 albertocruz

He visitado Dinópolis. He leído el plan de inversión a medio-largo plazo anunciado por este centro de ocio, y quería transmitir mis impresiones del parque a modo de aportación constructiva. Reconozco y celebro la iniciativa en una provincia como Teruel, con serios problemas demográficos y de apoyo institucional. Realmente se percibe que funciona como dinamizador cultural y turístico del entorno. Tiene mucho mérito sacar un proyecto así adelante, y lo digo desde Soria, donde tenemos el Soriatitan golmayensis en algún trastero guardado, y la ruta de las Icnitas desvalorizada.
La entrada a Dinópolis no le hace honores. Su aparcamiento se confunde con el del polideportivo aledaño. Ayudaría un arco de entrada o bienvenida, y alguna escultura o fuente en el acceso exterior a modo de fotocall. Y música de ambientación. La llegada a los parques temáticos es emocionante, pero en Dinópolis está desvirtuada. Emociona lo mismo que llegar al parking de El Corte Inglés.
Pasamos dentro: el hall es majestuoso. La planta de arriba está bien gestionada, con un restaurante al lado de un teatro, lo cual es siempre buena idea. Integrar ambas cosas aporta mucho, y pueden proyectarse películas relacionadas con la temática para entretenimiento de los pequeños. Abajo, un hall debe contener lo necesario para recepcionar: esto es, taquillas, información y mapas, servicios, tienda, carritos, etc. Aquí cumple, con sus cosas: la tienda tiene un rol marcadamente protagonista, quizá en exceso.
La primera ride, “Viaje en el tiempo” te trasloca en el tiempo pero también en el espacio, y sin avisar. Esta dark ride es bastante old school, con animatronics no muy punteros, pero tiene carisma y en su mercado es efectiva.
Cuando sales a la calle te encuentras con el principal problema de Dinópolis: la “tapia”. Un pasillo de muchos metros de recorrido carente de animación, música, tematización… Con algún compresor/elemento eléctrico a la vista, donde tienes la sensación de ser uno más del equipo de mantenimiento o limpieza del parque. Ahí es donde falla el complejo, en mi opinión: en la idea que quiere transmitir, y en su diseño extraño, anárquico, donde se adicionan elementos sin un sentido de organización claro, o de flujo de visitantes. Una visita debe ser una experiencia donde cada visitante forma parte de una historia. Los sistemas tradicionales de mainstreet con plaza central y lands asociados canalizan bien el flujo de visitantes, y te permiten elegir un land y una historia que vivir por ti mismo. El parque, además, está a dos niveles, y eso genera sensación de aprisionamiento. No ves nunca grandes espacios. Esto, con hipertematización, es un valor añadido (véase Phantasialand), pero sin ello genera todo lo contrario (te saca de la aventura).
La tematización prevista “por tierra, mar y aire” es un principio que habría permitido no empezar la casa por el tejado. Cada land, con un personaje anfitrión: un elasmosaurio, un pterosaurio, un terópodo… Un ordenado del espacio permitiría controlar algunas cuestiones extrañas de la espacialidad: por ejemplo, el Sauriopark está en el sitio más alejado de la entrada, donde los niños más tienen que andar. Y adolece de sombras. Aunque es loable la inclusión de rides mecánicas de Zamperla dentro de las posibilidades del parque.
Por otra parte, la interacción con la paleontología está dispersa, o no se concreta en nada. La campa con los huesos está descuidada, y no hay animación callejera, o talleres, o actividades didácticas para ellos. Y aquí llega la segunda gran crítica que se le puede hacer, en mi opinión, al complejo: falla la integración cultura-entretenimiento. Al menos para los pequeños, que creo que son target fundamental del complejo. El museo paleontológico es, sinceramente, lo mejor del parque. La colección de fósiles y las reproducciones son sensacionales, pero no emociona entrar en él. Ahora ni siquiera hay preshow, o te cuentan cómo trabajan en el laboratorio de paleontología. La presala tiene una temática discutible, con los monstruos del cine y la dinofoto. Un verdadero playground para niños podría funcionar, liberado de monstruos perturbadores cuyo sentido allí no se comprende. Algunos de los pasillos del museo son tediosos, e incluso atemorizantes por su longitud e iluminación.
El show del TRex es, con el museo, lo mejor del parque: fluido, y con un mapping interesante. Aunque, nuevamente, su ubicación al lado del Sauriopark no se entiende demasiado.
El otro sector del parque presenta la atracción “El último minuto”. Como en la otra dark ride, se valora el esfuerzo, en su mercado, de intentar aunar didáctica y entretenimiento. El efecto de aparición de los dioramas de forma repentina desde la oscuridad es un acierto. La tematización de la fila previa con contenidos didácticos es interesante, aunque los contenidos son exhaustivos y académicos. Aunque, aquí, yo creo que siempre es mejor pasarse que quedarse cortos.
Y por allí queda Terra Magna y los simuladores, con la idea que siempre te ronda en la cabeza de porqué diablos esto está aquí y no en otro lado. Porque, como digo, no hay una idea planificada o un sentido de organización del conjunto. Ni cronológico, ni de hábitats, ni de adquirir un conocimiento de menos a más, ni de nada de nada.
En el espectáculo del TRex aluden a las incoherencias de Spielberg y la espectacularidad demandada por sus seguidores. Pero, paradójicamente, es precisamente lo que adolece en mi opinión Dinópolis: de espectacularidad. De creerse que puede ser un auténtico referente para las hordas de aficionados a los dinosaurios, en España y fuera de ella. Si encima se logra la difícil empresa de integrar esos conocimientos para que vayan de la mano, y no en paralelo, se habrá conseguido el loable objetivo de entretener y enseñar.
El último ejemplo plausible de esto lo encontramos, a modo paradigmático, en la tienda: existe un cuaderno de actividades para niños que hacen mucho más interesante la visita al museo, porque al menos les plantean objetivos que cumplir en forma de preguntas concretas. Te lo dan solo si compras la entrada para el Territorio Dinópolis. Para conseguir uno, tuve que comprarlo por 3 euros en la tienda, pero lo tenían en un cajón con llave. El resto de la tienda presenta los mismos regalos una y otra vez, de forma repetida, supongo que los que mejor funcionan. Pero el aspecto didáctico queda restringido a libros especializados que acumulan polvo. Aquí, la tienda del Museo de la Evolución Humana de Burgos es paradigma de todo lo contrario, de incentivar o despertar el deseo de aprender en los niños, más allá de un tazón, un peluche o una botella de agua.

En resumen, se han aportado aquí muchas ideas peregrinas sobre la verdadera expansión que necesita Dinópolis: la de su planificación y el debate de su esencia. Podemos resumirla en varios frentes: una mejora sustancial de la bienvenida, más acogedora y ordenada, con un parking de verdad amable y diferenciado; un hall más funcional al que no le vendría mal una de esas reproducciones de grandes braquiópodos aragoneses; una tienda con mayor contenido didáctico, aunque sea para demostrar una intención y a costa de productos más rentables; una main street (imagino un poblado turolense tradicional con referencias a los paleontólogos nativos y sus logros) que canalice el flujo de visitantes desde el hall, con un espacio central que evite el encajonamiento del actual diseño del parque; una racionalización en la ubicación de algunas rides y del espacio infantil; y una ampliación de los contenidos teatralizados y de las actividades y talleres disponibles: los niños quieren ser paleontólogos por un día.
Muchas de estas cuestiones expuestas no requieren de gran presupuesto, ni de montar una Woody RMC de muchos millones de euros tematizada en el Cretácico, sino solamente de replantear la esencia de lo que el Parque quiere enseñar, en ese tándem balanceado de entretenimiento y formación.

Colas:

Pocas

Mes de la visita:

Sep.

¿Con niños?

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Atracciones 3

Gastronomía 3

Tematización 3

Mantenimiento 5

Trato al cliente 5

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