Ése es el recuerdo imborrable que tengo de mi primera visita a Port Aventura, el primer parque temático español inaugurado en 1995. Compramos, incluso, un pequeño pasaporte de viaje que te iban sellando conforme superabas la prueba de enfrentarte a las atracciones más grandes y visitabas, como si fueras el más intrépido de los exploradores, cinco mundos unidos por el agua: Mediterránea, Polynesia, China, México y Far West.
Fácilmente uno podía meterse en la piel de Marco Polo o el Capitán Cook, cerrar los ojos y experimentar la sensación de ser un descubridor, un aventurero que parte de un pueblecito mediterráneo de pescadores para explorar civilizaciones antiguas, desde el legado de los mayas, hasta las dinastías de emperadores orientales. Diversión, conocimiento, emoción y cultura se daban la mano como nunca antes lo habían hecho en este país?
El próximo año, en 2011, habrán pasado 16 años desde esa primera visita; pero no lo recordaré con cariño, sino con tristeza. El próximo año, se inaugurará la sexta zona temática del parque? el área de? Barrio Sésamo?
Un parque temático se diferencia sobretodo de un parque de atracciones en que te ofrece una experiencia completa acerca de un mismo tema. En el caso de Port Aventura, se trataba de ese viaje hacia civilizaciones de ultramar que los exploradores europeos habían descubierto. Toda esa experiencia, todos esos recuerdos de los que os hablaba al principio, quedarán dinamitados cuando en medio de la Polynesia, como si de un tumor del mundo de la piruleta se tratara, se alce el colorido espacio dedicado a Elmo, Epi, Blas y compañía. Un área que va a ser fruto de la mercadotecnia más brutal, un intento de ?disneylizar? un parque que no lo necesita, puesto que juega en otra liga.
El próximo año se abre una zona que no es más que una franquicia que ya existe en otros parques, perdiendo Port Aventura una parte de su identidad. ¿Qué será lo próximo? ¿La Cantina convertida en un Mc.Donald?s?