Otro icono del ocio madrileño cae hecho pedazos. En esta ocasión se trata del «platillo volante» del Parque de Atracciones, una torre de 25 metros de altura que ayer comenzó a ser demolida para instalar en su lugar una nueva atracción.
El árbol cafetería, que aún hoy protagoniza el emblema de la feria permanente más importante de la capital aunque llevaba cerrado 32 años, forma parte de las instalaciones con las que el Parque de Atracciones abrió sus puertas hace más de 40, en 1965, coincidiendo con el día de San Isidro. Su estructura, según informó un portavoz de Parques Reunidos, los propietarios del recinto, será aprovechada por su sucesora en el solar. Este verano su lugar lo ocupará el «Star flyer», un nuevo proyecto de sillas voladoras que tendrá 80 metros de altura.
Su demolición avanza a buen ritmo. A finales de esta semana concluirán las labores para dejarlo en el esqueleto. Desaparece así el platillo que forma parte de los millones de fotografías que se han tomado en la puerta del recinto ferial, el único recuerdo que queda ya en la Casa de Campo de su particular pirulí.
Cubierto de vegetación
En menos de un mes ya no quedarán ninguna de las enredaderas que había crecido en la estructura en todo este tiempo y que le daba aspecto de árbol.
Desaparece pero deja miles de anécdotas. Durante los 60 era uno de los lugares preferidos por las parejas para realizarse peticiones de matrimonio. Una escalera de caracol llevaba a sus clientes hasta la cima, un restaurante giratorio con mirador a través de cuyos cristales se podía divisar toda la Casa de Campo, el teleférico y buena parte de la capital. El que lo prefería, previo pago de cinco pesetas, también podía ahorrarse el ejercicio y llegar hasta la cima en ascensor pero sólo en grupos de cinco, ya que su capacidad máxima era de seis personas contando con el ascensorista.
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