"Los mejores espectáculos que hay"

En mi segunda visita al Puy du Fou original, debo decir que he notado algunos cambios que no han ido a mejor. No obstante, uno sale habiendo pasado un gran día en el parque.
Lo primero es decir que hay que planificar un poco el día. Por suerte los horarios están disponibles dos días antes (en la aplicación siempre se pueden consultar tres días: hoy, mañana y pasado mañana) y eso permite planificar y tener alternativas. El pase Emoción ayuda mucho los días de más cola.
El parque es excepcional, con una calidad de espectáculos excelente. Hay que dejar de lado la fidelidad histórica, pues no es un museo y hay que entretener a la gente. Le Mime et L’Etoile, la última incorporación completamente nueva, mantiene la calidad general y está muy bien elaborado. Por otro lado, las actualizaciones de Le Signe du Triomphe (ha eliminado los animales y ha incorporado la batalla naval) y L’Épée du Roi Arthur (historia nueva acerca de Arturo y la mesa redonda) contribuyen a que uno siga acudiendo al parque.
Como aspectos negativos citaría dos. Por un lado, ya no están los mangas verdes, el personal que organizaba al público en los espectáculos. Ahora este aspecto se deja más libre y la entrada y la salida se notan desorganizadas, con la gente intentando ser la primera en todo.
Por el otro, la restauración. Como siempre hay espectáculos, es habitual encontrar colas en todas partes y se van abriendo cajas para atender al público a cuentagotas. Además, al final del día, haciendo tiempo para La Cinéscénie nos fue difícil encontrar restaurantes abiertos. Cuando encontramos uno, La Gargoulette, resultó que la mitad de los bocadillos y las ensaladas no estaban disponibles.
Por lo demás, hay que seguir diciendo que el trato al cliente es fenomenal. De lo mejorcito que hay. Perdimos unas gafas graduadas a la mañana saliendo de Le Bal des Oiseaux Fantômes y al preguntar nos dijeron que fuéramos a Atención al visitante a partir de mediodía. Después de dos intentos fallidos, justo antes de ir a La Cinéscénie, a la tercera fue la vencida y pudimos recuperarlas. Hay que decir que nos salvó una chica veterana que buscó dónde los demás compañeros no miraban.
En definitiva, Puy du Fou es una visita obligada de entre los parques franceses.