Este fin de semana estuve a Londres junto con unos amigos para visitar los dos grandes parques de atracciones de la capital inglesa: Chessington World of Adventures y Thorpe Park Resort. En este primer artículo os hablaré de nuestra visita a Chessington y más adelante haré lo mismo con Thorpe Park. 

Llegamos el sábado a las 10 de la mañana, la hora de apertura del parque. Tuvimos la suerte de que no había nada de cola en la entrada, y además teníamos las entradas compradas por internet. Lo primero que llama la atención al entrar en el parque son los recintos de animales que uno encuentra a lo largo y ancho del parque, y es que Chessington no es solo un parque de atracciones...¡también es un zoo! Nada más entrar nos encontramos con el recinto de las nutrias, un poquito más adelante, el acuario, y más allá, los pingüinos. Nuestra prioridad eran las atracciones, no los animales, así que pasamos de largo esta zona para adentrarnos en la zona mexicana del parque. 

Nuestra primera parada fue Rattlesnake, una montaña rusa de tipo wild mouse, con curvas muy cerradas y caídas muy cortas (y con un recorrido muy similar a Vértigo, del Parque de Atracciones de Madrid). La atracción me encantó, no por el recorrido en sí (al fin y al cabo, todas las montañas rusas de este tipo son muy similares entre sí), sino por lo bien tematizada que está, tanto en las colas como en el recorrido. Nuestro siguiente objetivo fue otra montaña rusa muy cercana, Scorpion Express, que es de tipo powered, es decir el tren se mueve gracias a un motor que tiene incorporado; me encantó también por lo bien tematizada que está, con efectos especiales de agua y fuego, ¡y hasta un pequeño terrario con escorpiones negros!

Terminadas estas dos montañas rusas, nos desplazamos a la zona de Africa del parque. La primera atracción que encontramos es Ramses Revenge, un clásico Top Spin; como no había nada de cola, decidimos entrar...con la mala suerte de que nada más empezar el ciclo, se paró y nos quedamos suspendidos a pocos metros del suelo hasta que vino un técnico de mantenimiento para volver a bajar la góndola a la altura del suelo. Hasta aquí nada fuera de lo común, las averías forman parte de la normalidad de los parques de atracciones. Lo que nos sorprendió es que una de las trabajadoras repartió entre todos los pasajeros tarjetas de acceso rápido para que pudiéramos recuperar el tiempo perdido en otra atracción...aunque realmente no perdimos más de 10 minutos. ¿Por qué nos las dieron? Porque el público inglés es un visitante muy exigente, ponen reclamaciones por el más mínimo motivo si sienten que un servicio no está a la altura de las expectativas; hasta que llegó el técnico de mantenimiento, la operaria nos estuvo repitiendo una y otra vez que lamentaba mucho la interrupción y que esperaba que esto no estropease nuestro día; esa tarjeta de acceso rápido no fue un gesto de gentileza por parte del parque, sino una forma de anticipar la posible reclamación que se esperaba que pusiéramos por la parada de la atracción. Es curioso cómo las diferencias culturales se ven también reflejadas en los parques de atracciones.

Tras esta pequeña interrupción, subimos a los Flying Jumbos, una copia descarada (y, por qué no decirlo, cutre) de la atracción del Dumbo volador que encontramos en los parques Disney; subimos más que nada porque no había nada de cola, pero no es ni muchísimo menos una atracción que valga la pena. Tras esto, fuimos a Tomb Blaster, la dark ride del parque. No es la mejor atracción de este tipo que he probado: la tematización no es del todo inmersiva, y las dianas tan solo suman puntos, no activan efectos especiales en el recorrido, pero tengo que reconocer que es divertida, el recorrido tiene una duración correcta y las pistolas funcionan realmente bien. 

Tocaba ya desplazarse a otra de las áreas del parque, Land of the Tiger, para subir a Tiger Rock, la única atracción acuática del recinto. Tuvimos la enorme suerte de que el tiempo era soleado y pudimos subir a la atracción sin temer por sufrir una pulmonía, pues lo normal en Londres es que llueva y haga frío, incluso en estas fechas. La atracción consiste en un flume con dos caídas. Nada extraordinario. Lo que hace diferente esta atracción es que está rodeada por el recinto de los tigres del parque. Los felinos tienen un sistema de pasillos y puentes que les permite pasar a diferentes secciones de su instalación que rodean los canales de la atracción de agua, con lo que cuando uno sube a la atracción, puede ver a estos animales desde muy corta distancia. No os voy a mentir, me dio mucha pena ver estos animales en un recinto tan pequeño, tan artificial y tan expuestos al público, hizo que saliera de la atracción con un sabor agridulce. Podéis ver el recinto de los animales en la imagen, compuesto por altas vallas negras de varios metros de altura.

La siguiente zona que nos encontramos es Wild Asia, donde está una de las atracciones más conocidas de Chessington: Kobra. Quien conozca el Tifón del Parque de Atracciones de Madrid reconocerá la similitud entre las dos atracciones, salvo por la diferencia de que Kobra es una versión más larga, con un recorrido en forma de W y no de U. Es una atracción divertida, con la duración perfecta para disfrutar sin llegar a marearse, que por desgracia es lo que suele ocurrirme en este tipo de atracciones. Me sorprendió la gran cantidad de trabajadores que había en esta atracción, hasta cuatro; y es que en ninguna atracción llegamos a hacer un tiempo de espera excesivo, en parte porque el parque no estaba muy lleno, pero en parte también por la agilidad de las operativas y la cantidad de trabajadores que había en cada atracción, algo que se agradece muchísimo. 

Era ya la una y media y empezábamos a tener hambre (en España eran las dos y media, justo nuestra hora de comer). Habíamos comprado los menús por internet junto a la entrada del parque, con lo que fuimos a Vampire's Burger, uno de los dos restaurantes en los que se puede canjear el menú. El menú comprado por internet tiene un coste de 6,5 libras (7,5€), y permite elegir cualquiera de los menús del restaurante. Yo elegí un menú de hamburguesa con queso, bacon y doble de carne, patatas fritas y bebida, que tenía un valor de 7,75 libras (9€). Nada mal de precio para lo que suele ser comer en un parque de atracciones.

Con las pilas cargadas, fuimos directos a la atracción por excelencia de Chessington: Vampire. Esta montaña rusa es muy especial, no solo porque es una de las escasas montañas rusas de tipo suspended que hay en el mundo, también porque es una de las pocas montañas rusas que quedan en pie con el sello del fabricante Arrow Dynamics (el primer fabricante de montañas rusas de acero tubular del mundo). En esta atracción el tren serpentea entre las copas de los árboles de un bosque mientras los asientos de los pasajeros oscilan en cada curva. Es un recorrido suave y familiar, pero cargado de un enorme valor para los nostálgicos y los apasionados de las montañas rusas. 

Tras bajar de Vampire, fuimos directos a The Gruffalo River Ride Adventure, una encantadora atracción de recorrido para toda la familia basada en un personaje muy popular entre los ingleses, el Gruffalo. Es una atracción claramente pensada para los niños, pero no por ello menos menos disfrutable por los adultos, con unas animaciones y efectos especiales muy conseguidos que dan vida a un cuento de los que te leían papá o mamá antes de ir a dormir.

Ya solo nos quedaba una montaña rusa por probar, y era el momento de subir a ella. Dragon's Fury es una montaña rusa giratoria en la que el coche hace el recorrido a la vez que gira sobre sí mismo. No os dejéis engañar por su baja altura o por su corto recorrido, esta endemoniada atracción gira como una peonza. Desde el momento en que cayó por la primera bajada hasta que llegó a los frenos, nuestro coche no paró de girar en el mismo sentido y prácticamente a la misma velocidad. Llegó un momento en el que no podía mantener los ojos abiertos porque lo único que veía era una mancha borrosa que cambiaba de colores. Solo desee que parase ya. Afortunadamente el mareo se me pasó enseguida, pero no voy a olvidar esta como una de las peores experiencias en una montaña rusa, ¡quien me lo iba a decir!

Ya solo nos quedaba por probar una de las atracciones estrella: Zufari: Ride into Africa!. Esta atracción, novedad 2013, consiste en un "safari" a bordo de un camión que recorre varios recintos de animales africanos. El concepto no me entusiasmaba, pero había que probar la atracción. El resultado es muy pobre, apenas vimos la mitad de las especies que se supone que se podían ver, el recorrido es muy corto y me dio la impresión de que los animales habitaban en recintos escandalosamente pequeños. Me pareció una copia mal hecha de Kilimanjaro Safaris, de Disney's Animal Kingdom. Un "quiero y no puedo" que acabó por decepcionarme.

Solo quedaba una hora para el cierre del parque y era el momento de usar el acceso rápido que nos habían dado. Lo acabamos usando en Vampire, pues es la atracción que más nos había gustado, con lo que pudimos repetir sin hacer los 40 minutos de espera que había en ese momento. Después fuimos a Seastorm, una corta y divertida atracción familiar que no había probado nunca en ningún otro parque. En el rato que quedaba hasta el cierre aprovechamos para entrar en la tienda principal del parque y llevarnos un recuerdo de nuestra visita; lo que más destacaría de los productos que vende el parque son los pines, hay un pin dedicado a cada una de las grandes atracciones del parque, pero aparte de eso no encontré gran cosa que me gustase.

Una vez llegada la hora de cierre del parque (a las 5 de la tarde ese día, exageradamente temprano para nuestro gusto), cerraron las entradas de las atracciones pero siguieron dando viajes hasta que todos los que estuvieran en la cola hubieran subido. No había nadie indicándonos que debíamos salir del parque, todo lo contrario, uno podía seguir paseando tranquilamente por el recinto, solo que las atracciones estaban ya cerradas. Aprovechamos este momento para ver algunos de los recintos de los animales, como los pingüinos, los titíes, los capibaras o las tortugas. Acabamos por irnos a las cinco y media, media hora después del cierre oficial del parque.

Chessington World of Adventures es un parque dedicado casi en exclusiva a las familias. Para quien lo visite con niños, será una experiencia de lo más completa, pero para un grupo de jóvenes adultos como el nuestro, el parque se quedó algo corto. El concepto de híbrido entre zoo y parque de atracciones no me terminó de convencer; no creo que sea mala idea combinar los dos modelos de parque de ocio en uno solo, pero no han sabido aprovechar la sinergia de tener animales y atracciones juntos para crear una experiencia integrada; uno puede distinguir lo que es zoo de lo que es parque de atracciones, lo que es antiguo de lo que es nuevo y lo que es temático de lo que no es temático. Es un popurrí de experiencias dispares que comparten un mismo suelo, nada más y nada menos. Con todo, el parque es divertido y no me arrepiento de haberlo visitado, aunque tal vez podríamos haber acortado nuestra visita una hora o dos y haber aprovechado más el tiempo para visitar Londres. ¿Repetiría? Quizá sí, si el parque añade algún tipo experiencia que me cautive, pero tratándose de un parque tan enfocado al público familiar dudo que eso vaya a suceder en el futuro próximo.

SORTEO tres mapas de Chessington World of Adventures y Thorpe Park entre los que comenten este artículo. Los tres ganadores se anunciarán el miércoles 22.

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