¡Bienvenidos al primer diario del #EuroParkTrip! Si no sabéis de que va esto, os dejo aquí la introducción a la serie de posts con la que voy a ir explicando mi viaje europeo del año pasado. ¿Listos? ¡Empezamos!

Tras muchas tardes delante del ordenador comparando hoteles, mirando horarios de trenes, investigando cómo llegar a cada sitio y qué visitar en cada ciudad; después de meses de espera y de preparativos, llegó el día. Eran las 04:30 del 25 de julio de 2015 y comenzaba mi aventura.

Unos 25 minutos a pie y un viaje de tren después, llegaba al Aeropuerto del Prat donde poco más tarde estaba dentro del avión de Ryanair que me llevaría al primer destino del viaje: París. No facturé ninguna maleta, todo el viaje lo iba a realizar únicamente con mi maleta de mano y mi fiel "mochila de parques" (llevar una gran maleta es engorroso, y más en un viaje en el que iba a estar constantemente de un sitio a otro sin parar).

Tras un vuelo sin incidencias hasta Paris Beauvais, un bus hasta el centro de la capital francesa, y un metro y tren hasta Marne-la-Vallée… sobre las 11 de la mañana ya estaba en mi querido home park, Disneyland Paris!

Dio la casualidad de que llegué el mismo día en el que se producía la reapertura de Space Mountain después de estar desde comienzos de año bajo rehabilitación. Siendo una de mis atracciones favoritas del parque, el primer punto en el plan del día estaba más que claro.

El cañón echando humo con cada lanzamiento, el exterior limpio y pintado como recién construida, los efectos del interior más brillantes y luminosos que nunca, una nueva cola Single Rider, desde las que hay unas vistas impresionantes de Discoveryland… ya solo falta un cambio de trenes (¡y que vuelva la tematización original!). Os dejo aquí el pequeño vídeo que grabé mostrando lo bien que funcionaba el humo del cañón:

Tras otro vuelo en Space Mountain y una buena pizza de Colonel Hathis para cenar, era ya la hora de acercarse a la plaza central del parque para disfrutar de Disney Dreams!. Y no me puedo quejar del sitio que conseguí, llegando 20 minutos antes de que comenzase el show:

Una noche despejada y sin viento, la plaza llena y todos los efectos funcionando a la perfección: posiblemente uno de los mejores pases del que para mí es el mejor show a nivel mundial de todos los que he podido presenciar. Un punto final inmejorable para la primera jornada de viaje. Ahora tocaba volver al hotel para un merecido descanso (recordad que a las 4.30 estaba en marcha, y eran ya las 23.30), y cargar pilas para el día 2.

Y hasta aquí el resumen de lo que viví ese primer día de aventuras europeas. Tenía todavía todo un día completo en Paris, donde descubrí mi primer nuevo parque del viaje ¡Os lo cuento en el próximo capítulo del diario!