Es la primera vez que en PAC (que yo sepa, al menos) que organiza un evento de tal magnitud en una casa rural, así que hay muchas cosas que contar... Lo he dividido en unas cuantas entregas, para que así sea más ameno de leer y recordar, y en la última si me da tiempo os cuelgo el vídeo! :D

Correr para ir a preparar las maletas no es ya una novedad, como el irse tarde a dormir tarde el día anterior, y al final no acabar haciendo nada y distrayéndote con cualquier cosa.

Así que eran las 14.30 cuando bajaba corriendo de la facultad medio escondida del Barrio Judío de Gerona, intentando no morir atropellado por los coches que pasan a toda velocidad por las calles estrechas, con curvas y subidas imposibles.

Ya sobre las 5 un "¡Pero dónde vas con esa maleta!" me recibe en la estación de Sants, haciendo que toda la estación se entere de mi llegada. Aunque la llegada de Sonia, al cabo de un ratillo, tampoco fue de las más desapercibidas, ya que escuchamos un golpe enorme del torniquete del metro, y de repente aparece ella con su maleta y a punto de caerse.

El camino hacia Senda Viva se pasa rápido (aunque no lo parezca) con Dani convirtiendo su coche en una discoteca con performances en directo, o preguntándonos si un coche que estaba en un área de servicio realmente estaba durmiendo o haciendo otras cosas, ya que los cristales estaban muy empañados. 

Y si por una cosa se caracteriza este fin de semana, es por todas las risas que nos hemos pegado todos, y por el exceso de calor, provocado seguramente por la primavera. Los asistentes ya sabréis a qué me refiero... ... Porqué por ejemplo, nuestra casa, muy bonita y de dos pisos, tenía una cocina, una planta con 3 habitaciones, y una segunda planta con una segunda cocina, una cama encima de las escaleras de subida donde dormía Edurojolavanda, y "La habitación". Sí, la habitación XXX Gran Hermano, ya que la habitación era todo un pack: camas y baño sin paredes, que podías estar tranquilamente en la cama viendo como otro acompañante se duchaba o otro hacía pis. 

La cena, abundante, transcurrió en el comedor donde no hubiéramos cabido los 27 participantes, aunque sí que divididos en ciertas estancias de la casa: unos en la cocina, otros en el recibidor, otros en la cocina de arriba... Y alguien había dicho que en la casa tres solo tenían patatas, una tarta de queso y kikos para cenar, aunque luego resultó no ser verdad, mientras la casa dos tenía una gran tortilla y ensaladilla rusa para dar y vender. Y poco a poco fuimos todos a la cama, que el cansancio podía con nosotros después del viaje, universidades y trabajo, aunque algunos aún tenían ganas de guerra.