Bueno, ésto fue hace 3 meses, pero como es una atracción tan buena, aún conservo las sensaciones como si acabara de montar, así que... ¡aquí va mi alucinante experiencia conquistando el cielo con el Shambhala!

11.30 del día 17/6/12

Estoy con mi padre en Port Aventura, junto a otro amigo y su correspondiente padre. Las madres se han quedado viendo espectáculos, pues no son de atracciones. Yo soy la única chica del grupo. El grupo se divide: mi padre y yo al Hurakan Cóndor y mi amigo y su padre al Silver River Flume. Todo bien, hasta que vemos que los 15 minutos que ponía para el HK en el panel de tiempos de delante del Furius Baco, ahora, en el de delante del HK, son 45. Vamos a la cola, pero de repente, yo digo:      

- ¡Papa! ¡Mejor vamos al Shambhala!

- Vale, vamos... - dice él, y dicho y hecho.

En pocos minutos, estamos en la cola del Shambhala. Yo me salgo de la cola para ir a comprar un agua (con el miedo de que la gente crea que me vaya a colar por la patilla XD) y vuelvo sin problemas, para mi alivio. A media cola, un grupo de chavales que van delante nuestro se rajan, impresionados por la altura de la coaster. Todo son silbidos y abucheos para ellos, que se marchan cabizbajos. Es entonces cuando mi padre me promete que antes de que acabe al año volveremos a PA: se ha cumplido, ya que el 27 de Octubre volvemos. La cola sigue, mientras comentamos la gran altitud de la coaster. Y llegamos al tramo final, cuando se escucha al empleado del torniquete gritar:

- ¡Dos! ¡Dos personas!

Mi padre y yo avanzamos al ver que nadie delante nuestro se mueve. Pasamos hasta el torniquete, ahorrándonos tiempo de colas. Montamos en segunda fila, pero parece la primera, ya que no hay nadie delante de nosotros. Y... empieza a subir. El lift, interminable, me hace pararme a pensar y... sí, estoy cagada de miedo. Llegamos a la cumbre, ¡conquistamos el cielo! Se ve todo a nuestro alrededor, al menos unos segundos, ya que luego viene la bajada. Me destrozo la garganta al gritar durante el descenso. En el túnel, bajo la cabeza instintivamente, sin saber el motivo. Y luego... mi padre se suelta de brazos, yo hago lo mismo. Un airtime nos hace olvidar la gravedad un instante, y nos precipita hacia abajo. Luego, la doble hélice, divertida y veloz. Seguimos con los brazos en el aire. Nuevo airtime: nueva sensación gravedad 0. El Splash: atravesamos el pequeño lago sin mojarnos. Otro camelback, ¡aún sin brazos, nueva sensación sin gravedad! Pasamos por encima de la entrada desde China al Reino de Shambhala, y los visitantes que aún no disfrutan de la atracción nos ven pasarlo bomba. Pequeño camelback, sin airtime. Y... los frenos finales, en los cuales mi padre pone la mano plana para que yo la choque. Lo hago, y al bajar, digo:

- ¡LA MEJOR ATRACCIÓN DEL PARQUE, CHAVAL!

Espero que os guste, ¡saludos PortAventureros!