Efectivamente, la respuesta correcta era Twister, una wooden coaster de baja estatura e intensa; la última adquisición del parque sueco en cuanto a montañas rusas se refiere (año 2011).

 

Gracias a las buenas operativas del parque aún era pronto, así que nos pusimos en la poca cola de Twister, viendo como pasaban alternativamente por nuestro alrededor los dos trenes, azul y rojo; generando un característico ruido muy similar al de Stampida.Un detalle en el que me fijé es que una hilera de bombillas LED montadas sobre la estructura seguían el trazado del layout. De noche debe de ser precioso.

Llegó nuestro turno y nos montamos en los trenes Timberliner. Conociendo que los arneses te cogen del vientre como una faja, intenté dejar un poco de espacio para disfrutar más la experiencia. Desfrenaron el tren y, como en Jetline, unos carteles advertían de no levantar los brazos, presuntamente por las vías que cruzaban justo al salir de la estación. Emprendimos un empinado lift para llegar a una altura de 15m en unos pocos segundos, una cifra que suena ridícula en comparación con la gran mayoría de montañas rusas de intensidad elevada. Pero veamos qué nos deparaba...

TWISTER [The Gravity Group – Wooden]

56º de inclinación en el primer drop, lo que permite alcanzar los 61km/h en un santiamén; el resto es una mezcla un tanto alocada de airtimes bastante intensos con partes muy sinuosas (twisty), de aquí el nombre de la coaster. Tiene una duración prolongada, es chocante cómo se las han apañado para meter tal longitud de vías en un terreno tan pequeño, y más aún el arte con que la han diseñado.

Lo único que puedo decir en cuanto a sensaciones es que me encantó, pues de las escasas wooden que he probado ésta destaca sobre todas, junto con la Tonnerre de Zeus, tanto por intersidad como suavidad.

NOTA 9.5/10 | Pequeña pero matona.

 

12:00h. El parque empezó a llenarse. Todavía teníamos dos coasters pendientes, así que a paso rápido nos acercamos a la zona de colas de Vilda Musen, que se encuentra en el piso superior de un edificio de juegos. El tiempo marcaba 35 minutos, así que no tuvimos más remedio que esperar. La estación es bastante sosa, tematizada en la "casa" de una familia de ratones.Al cabo del tiempo estipulado, nos montamos en el vagón y emprendimos el viaje de ascenso.

VILDA MUSEN [Gerstlauer – Wild Mouse]

Nunca he sido muy fan de este tipo de coasters, pues las wild mouse clásicas acostumbran a ser dolorosas, bruscas y malas, así que pocas esperanzas le había puesto en ésta. Craso error.

Primeramente, debo comentar que no es la típica wild mouse compacta de feria que se basa en la secuencia clásica de lift, curva, curva, curva, curva, curva, curva, curva, algún drop y frenos. Ésta es más bien esencia de wild mouse. Trenes de un solo vagón, cuatro pasajeros, pero lo que la diferencia es el recorrido. Es todo un seguido de caídas, giros no peraltados, giros muy peraltados y curvas de formas extrañas divertidísimo.

Aunque falla en el diseño de los trenes porque me golpeé varias veces en la rodilla, me quedé con muy buen recuerdo de ella, creo que nunca me había reído tanto.

NOTA 8/10 | El concepto wild mouse tuneado al límite.

 

Faltaba poco para las 13h cuando empezamos otra larga cola para la última coaster que teníamos pendiente. Es curioso que hicimos el recorrido de coasters de más intensidad con Insane, a menos con Kvasten. La temática de ésta gira entorno a una casa de brujas. La zona de colas está en el jardín de la casa, mientras que la estación se encuentra dentro de la casa, muy bien tematizada, por cierto. El asistente comprobó que tuviéramos la pulsera para acceder a la atracción y, sin darnos cuenta, cogimos un pasadizo que llevaba a primera fila. Nos hicieron pasar y nos sentamos en los asientos suspendidos, y es que Kvasten es una coaster invertida.

KVASTEN [Vekoma – Inverted]

¿Vekomada al canto? Pues va a ser que no. Si bien la coaster no destaca por su intensidad, creo que sí lo hace por su estética, suavidad y algunas sensaciones, como por ejemplo las fuerzas verticales que se alcanzan en varias curvas. En este sentido me recordó bastante a lo anteriormente experimentado en Muntanya Russa del Tibidabo.

Otra de las características remarcables son sus múltiples feet choppers durante el recorrido. Soportes, vías, árboles, theming... nunca había tenido la sensación que mis pies iban a quedarse ahí. Me dio un poco de mal rollo jaja

NOTA 6.5/10 | Una buena Vekoma.

 

Con Kvasten ya habíamos tachado el objetivo de coasters para este parque o sea que, antes de comer, decidimos dar un segundo ciclo en Jetline y Twister.

El recinto se empezaba a llenar peligrosamente; por lo visto los holmienses (gentilicio de Estocolmo) van al parque después de comer. Antes de que se pusieran peor las cosas, nos fuimos de cabeza a la novedad de este año, la Star Flyer más alta del mundo (la seguna más alta): Eclipse.

Ya hacía tiempo que estaba interesado por este tipo de atracción, pero la verdad es que las sensaciones son prácticamente nulas. Sólo valió la pena subir por las vistas de toda la ciudad y sus alrededores (mayoritariamente bosques y campos).

 

Ahora ya sí regresamos al área infantil del parque, donde sacamos nuestras pertenencias de la consigna y nos comimos en una zona con bancos el bocadillo que habíamos comprado por la mañana en un 7eleven (65 SEK, 7.5€).

Sobre las 14:30h y con la cámara de fotos a mano, empezamos la sesión fotográfica. La lástima es que me hizo pereza sacar fotos y sólo tengo unas pocas; las buenas ya las he puesto aquí...

El tour siguió con un par de rides clásicas que debe tener todo parque de atracciones: Blå Tåget y Lustiga Huset.

Estábamos cerca de Blå Tåget, así que comenzamos por esta dark ride de terror. Obviamente, sin llegar a los pies de cualquier dark de Disney o incluso de Europa Park ni pretenderlo, no deja de ser entretenida. Se recorre a oscuras mientras aparecen algunos animatronics sencillos colocados hábilmente, con algunos efectos de aire e incluso fuego. Es recomendable.

Casi al lado contrario de donde está Blå Tåget, se encuentra Lustiga Huset, una fun house extremadamente divertida. Unas escaleras movedizas conforman la entrada a la atracción, seguidas de pasillos donde tienes que vigilar donde pisas y un tubo giratorio. Hasta aquí todos estos mecanismos también se pueden encontrar en la fun house del Tibidabo.Pero aquí llega lo bueno: el airtime machine, como le llaman los aficionados. El principio de funcionamiento se basa en una pasarela dotada de rotación por la mitad que se mueve verticalmente arriba y abajo; podéis imaginaros un puente levadizo. El truco está en situarse justo en el centro y, justo en el momento en que deja de ascender, pegar un salto. Como el punto central ha descendido, por unas décimas de segundo te quedas en el aire.

Después de algún que otro chisme curioso, llegamos al golpe maestro del recorrido. Un tobogán de madera que se baja subido sobre una especie de alfombra, para así producir menos fricción. En nuestro caso bajamos los tres en la misma alfombra, y qué decir... ¡una locura! La inclinación es bastante pronunciada y, además, hay una pequeña colina en la mitad de la bajada que produce sensación de vacío, al estilo Tutuki Splash. En las atracciones nunca paso miedo, pero en este tobogán de veras lo tuve. Muy recomendable, un must-see.

 

Ya subidos a todo lo que habíamos marcado previamente como imprescindible, y a eso de las 4 de la tarde, nos disponíamos a abandonar el parque. Yo me hubiera quedado hasta el cierre (a las 23h), pero como iba con otros no-frikis y uno hacía rato que tenía dolor de cabeza, nos fuimos.

Eso sí, no me pude resistir a dar un segundo ciclo en Insane (y espero que no sea el último) para despedirme de la mejor manera posible de este pequeño gran parque que es Gröna Lund.

¡Hasta pronto Suecia!

 

NOTA GLOBAL DEL PARQUE: 8/10

 

*Para mayor detalle de las atracciones y muchas curiosidades varias, recomiendo que veáis las tres entradas sobre Gröna Lund de Bloggercoaster, a quien quiero agradecer para tomarse la molestia de aconsejarme unos días antes de visitar el parque.