El Acuario de Zaragoza atraviesa uno de los momentos más dulces de su historia tras cerrar el año 2017 con 92.000 visitantes, más del doble que hace 5 años cuando se registraron 44.000. ¿La clave? El trabajo constante de su equipo centrado en tres aspectos fundamentales: la importante labor de conservación, la divulgación y llegar a convertirse en un centro de referencia no solo en Europa, sino para los propios zaragozanos.

Estas cifras reflejan una subida constante del número de visitantes año tras año, pasando de las 44.000 de 2012 a 51.000 en 2013, 65.000 en 2014 que ascendieron hasta las 73.000 en 2015 y, finalmente, más de 81.000 en 2016. Unos datos muy positivos teniendo en cuenta que la instalación zaragozana estuvo a punto de cerrar sus puertas en 2012 hasta el inicio de la nueva gestión a cargo de la empresa del Parque de Atracciones. En la actualidad, el centro da trabajo a 30 personas distribuidas en los departamentos de biología, administración y atención al público.

“Para nosotros es una maravilla, hemos pasado de estar a punto de cerrar a convertirnos en un centro de referencia en Europa”, asegura Javier González Sanz, director técnico del Acuario de Zaragoza y biólogo que cuenta con más de 20 años de experiencia en el sector. En su opinión, la auténtica clave del éxito radica en el equipo humano que ha luchado durante 5 años por sacar este proyecto adelante: “La validez y el compromiso han sido fundamentales. Hemos seguido remando sin ver la orilla hasta que, al final, lo hemos conseguido”.


Al llegar a la instalación, realizaron un completo plan de acción cuya primera máxima fue tomar las medidas necesarias para mantener abierta la instalación cumpliendo la Ley de Zoos. “Continuamos tratando de crear sinergias con instituciones como la Universidad de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y otros acuarios de España, queríamos mejorar la colección zoológica y ampliar la visita guiada”, asevera. Otro de los objetivos era, sin duda, la mejora en cuanto a la gestión de agua y energía: "Cada año consumimos menos sin perder calidad ni visitantes. Sin embargo, hemos reducido un 8% el consumo de electricidad y un 15% el de agua como parte de nuestro compromiso medioambiental”.

El acuario ha pasado de tener 90 especies y menos de 1.000 ejemplares a más de 300 especies y en torno a 5.000 ejemplares, pasando a convertirse en el acuario fluvial más grande de Europa y el tercero del mundo. Otro de los grandes avances se basó en la firma de varios convenios y proyectos de conservación con centros europeos. “Viene gente de todo el mundo a hacer prácticas con nosotros, asesoramos a varios centros en cuanto a sus colecciones y formamos parte del circuito de intercambio de especies”, añade el director.


“Cuando llegamos casi todo lo que había eran peces, excepto 7 u 8 especies, algo que nos impedía mantener un buen discurso educativo y disminuía nuestro interés expositivo. Poco a poco añadimos mamíferos, reptiles, aves, anfibios y artrópodos hasta alcanzar el medio centenar de especies no peces”, explica González.

Otra de las acciones fundamentales ha sido la implantación de una nueva carteleria más completa y visual, acompañada de vídeos y fotos que completan la experiencia de una manera interactiva y que ha logrado aumentar el tiempo de visita de 50 minutos a casi dos horas. Pero, sin duda, sus grandes reclamos siguen siendo los animales que habitan en sus diferentes espacios. “Los grandes protagonistas siguen siendo la pareja del cocodrilos del Nilo, cuyo macho pesa más de 300 kilos, la pareja de nutrias, los titis y el grupo de arapaimas, el más grande del mundo, formado por ejemplares que miden casi 3 metros”, explica.

Otro de los reclamos que guarda mucha relación con la tierra es el siluro, de casi 3 metros de envergadura. Y es que, sin duda, a pesar de convertirse en un referente internacional otra de las principales metas para la dirección del acuario era llegar al corazón de sus propios vecinos: “Queríamos conseguir que los zaragozanos y los aragoneses empezaran a sentir el acuario como suyo, que fueran los verdaderos embajadores del centro”.

Un siluro de 3 metros, a Estados Unidos

A lo largo de estos cinco años la instalación ha sumado numerosas experiencias irrepetibles, como el nacimiento de siete cocodrilos del Nilo a orillas del Ebro o el traslado de un siluro de casi 3 metros y más de 100 kilos a un acuario en Springfield, Estados Unidos, hace dos años. “Colaboraron la Universidad de Zaragoza, el Acuario de Barcelona y la empresa Flying Shark. Jamás se había hecho algo parecido en España” indica González.

También se ha convertido en el hogar de algunas especies únicas en Europa y el mundo y con un gran valor biológico. “Somos la primera institución en Europa que ha criado algunas especies en cautividad como el pez lobo o el pez Pipa Gigante o Aguja”, enumera. Al año, en este acuario se reproducen en torno a 30 o 40 especies que o bien se encuentren en peligro de extinción o sobre las que existe una gran demanda a nivel europeo. “No somos un centro de cría, nuestros objetivos giran en torno a la educación ambiental o el intercambio de especies con otros zoos y acuarios del mundo”, concluye González.

Fuente: Heraldo de Aragon

https://www.heraldo.es/noticia...