"Parada obligatoria si vas a Estocolmo"

El parque se encuentra en pleno Estocolmo, por lo que puedes ir caminando y dando un paseo por la ciudad, en Tranvía, o Bus.

Es un parque muy pequeño, pero encantador. Me recordó a los parques de costa de EEUU como Coney Island. Tiene una decoración que recuerda a los parques de los años 60/80 que le da un toque encantador, especialmente cuando se hace de noche.

Tiene un buen catalogo de credits, desde clásicos como Jet Line, hasta novedades punteras como Insane, así como coasters para todas las edades. Debido al poquísimo espacio que tienen, casi todas las coasters se cruzan entre ellas. No es un parque de largas colas, tampoco dispone de servicio FastPass.

Tuve la suerte de visitarlo en su primer Halloween en toda su historia, y debo aplaudir el nivel de detalle, mimo y calidad que tenía la tematización del parque, así como sus pasajes, muy bien pensados e intensos.

Por contra, al ir en temporada de frío con máximas de 4 grados, nos encontramos con dos coasters que no abrieron por frío (Insane y la Wild Mouse), así como todas las torres (Ikaros, Eclipse, etc.). Jetline y Kvasten abrieron sobre las 14:00 por baja temperatura también. Por tanto, si repiten Halloween (espero que si) y vais, tened esto en cuenta!.

Los empleados son la mar de simpáticos, todos hablan Sueco e Inglés, y alguno habla Español o Francés, así que no os preocupéis por el idioma. Además, uno de los pasajes tenía un guía narrador y escenas con diálogos, y puedes pedir que el pase sea en Inglés en caso de que no hables Sueco. (Se buscarán más personas que lo quieran en Inglés para hacer un grupo).

Sin duda espero volver para hacer los credits que me quedaron pendientes, subir a Ikaros, y probar la nueva B&M que llegará en 2020, porque el parque me encantó.