"Parque con atracciones que no hay en España."

En cierto modo se parece un poco al parque de atracciones de Madrid: los dos están relativamente cerca del centro urbano y se puede llegar a ellos en metro (es decir, no están alejados como el Parque Warner), los dos tienen hierba y árboles, los dos tienen varias décadas de historia, los dos tienen dos puertas de acceso, los dos carecen de tematización, y muchas de sus atracciones son similares o incluso las mismas.
Me gusta que tiene atracciones que no las hay en los parques españoles, como por ejemplo una llamada Evolution ¡¡impresionante!! También me encantó el Boomerang, que es la hermana menor (y para mí personalmente, más disfrutable) del Stunt Fall de Parque Warner.
Fui en febrero, que allí es plena temporada de verano (como agosto en España) y aunque había colas, en general me parecieron bastante tolerables, a excepción de en las atracciones de agua, donde a veces sí eran demasiado largas. En otras en cambio pude montar sin casi esperar.
Y aquí viene uno de los defectos del parque: no hay opción de comprar pase rápido para adelantar en las colas, por lo que si eres un turista que va a estar pocos días en Santiago, estás en desventaja respecto a quien vive allí y tiene todo el año para ir. No obstante, si mientras estás en la cola de una atracción, ésta tiene que cerrar por algún motivo técnico, entonces sí te dan un pase para que en otra atracción puedas evitarte la cola, lo cual es un detalle.
En general, aunque en Sudamérica debe haber otros parques más grandes, éste me dio buena impresión. Chile es uno de los países más desarrollados de Latinoamérica y creo que este parque hace honor a ello. No tiene la sofisticación de los grandes parques temáticos europeos o estadounidenses pero como parque urbano creo que sí puede compararse perfectamente con parques de atracciones como el de Madrid.