Volar dentro de una torre de refrigeración de una central nuclear es posible en Alemania. Obviamente el reactor de esa central está apagado. Más aún, el reactor nunca llegó a funcionar. Pero por todo ello hoy es posible volar cerca de él... porque ahora es un parque de atracciones.

El parque de atracciones recibe 600.000 visitas al añoLa que iba a ser planta nuclear está situada en la localidad de Kalkar, en el Estado federal de Norte del Rhin-Westf. Un empresario holandés la ha convertido en un parque de atracciones, Wunderland Kalkar, que recibe más de 600.000 visitas al año. Y precisamente una de sus principales atracciones son las sillas voladoras situadas en el interior de la torre de refrigeración.

En la localidad alemana de Kalkar, junto a la frontera holandesa, se inició en 1972 la construcción de un reactor nuclear, SNR-200, en 1972, el primero que funcionaría con uranio enriquecido y diseñado para producir 327 Megawatios de potencia.

Pero los accidentes nucleares registrados en Estados Unidos en 1979 (Three Miles Island) y de Chernóbil en la antigua URSS en 1986 resultaron ser un mazazo para el proyecto de este reactor que finalmente fue abandonando en 1991.

Jugando en el reactor

Se dieron por perdidos los más de 3.000 millones de euros invertidos, el complejo se desmanteló y nadie volvió a acordarse de él, hasta que en 1995, el empresario holandés Hennie van der Most compró lo que quedaba de la planta Kalkar por 2,5 millones de euros y logró convertirlo en un parque de diversiones rentable, con más de 600.000 visitas al año.

Los visitantes hacen escalada por el muro exterior del refrigeradorEl parque de atracciones, llamado Wunderland Kalkar, cuenta con unos 40 juegos distintos, con secciones diferentes para niños y adultos, además de disponer en el mismo parque de un hotel de 400 plazas.

En el interior de las instalaciones de refrigeración, donde estaría el reactor nuclear, hay un juego de sillas voladoras. Ahora, en lugar de mantenerse a una distancia prudencial, los visitantes hacen escalada por el muro exterior del refrigerador y carreras en motos de cuatro ruedas por las pistas que lo rodean. Un auténtico parque de atracciones, visitado por 600.000 personas al año y que da trabajo a 550 personas en temporada alta.

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