Bueno le voy a dedicar un pequeño y merecido homenaje a lo que hasta hoy ha sido el mejor show que ha habido en PA.
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Pese a que los altavoces siempre advertían al espectador de que el show comenzaría `en five minutes`, Hubertus siempre hacía acto de presencia antes de que comenzara. Nos hacía cantar ópera al unísono (alguno con más énfasis que otros) , y nos preguntaba lo que nos gustaba hacer en nuestro tiempo libre, él no del todo de acuerdo con nuestras respuestas nos invitaba a soñar y a volar (flanga-flanga, flaka-flaka y contra el techo). Después nos advertía que era un brujo (oooooooooh) y nos asustaba con unos rayos la mar de `zarapantrantes`. Finalmente llegaba el `realidad y magia se mezclan en Chinatown` y uno ya se encontraba metido de lleno en el show sin áun abrirse el telón.

Aquí empieza el show, con esa música que ya nos traslada al lejano oriente (seguro que te ha venido la música a la cabeza), y el del mono rojo haciendo taichi cuando de repente ¡flash! cambio de música (venga que no se diga, ¡todos a tararear la música!) y aparecen ante nosotros ejecutiv@s, mecánicos, banda chicos, amigas,...y se ponen a bailar hasta terminar todos (salvo la primera y la última) haciendo un mortal (¿se llama así?) hacia atrás. Se paran tod@s y aparaece de nuevo Hubertus advirtiéndonos que esa es SU MAGIA. Entonces se empiezan a suceder varios números: aros, diábolo, cuerda (con cristo incluído), flexibilidad en el cubo de la basura, y como no el pequeño ladronzuelo de la maleta, que cuando consigue su hazaña cambiamos a la parte que tuvo sus distintas variaciones, pero que, la original era cuando le cogían y el tenía que dar saltos de varios estilos en el aire.

Luego pasamos a la parte del ring-ring, y contesta uno de los ejecutivos (dios! ¿cuantos móviles habrá roto a lo largo de todos estos años?), y de aquí pasamos al número de los sombreros en el que vamos observando en la parte de atrás como uno de los de la banda de los chicos quiere ligar con una de las chicas, y de paso vemos también cómo van preparando el númerazo de las mesas. Cuando éste empieza vemos acercarse a 2 chicas y cuando una se prepara ya en su sitio la otra hace ese gesto con las manos (sí ése del que te estas acordando) y se prepara ella tambien. Aquí empieza un ejercicio precioso de sincronía donde parece que las 2 mesas tienen vida propia, guau ese momento de sujetar la mesa con la punta del pie o ese otro momento en el que se pasaban las mesas entre ellas (no importaba que no saliera bien, simplemente era perfecto). Vamos que ellas al final se chocaban las manos pero eran las nuestras tambien las que chocaban en ese momento.

Después un nuevo número musical, hasta que el liante de Hubertus desenchufaba un cable y nos dejaba a todos a oscuras. Entonces cuatro linternas (y cuatro preciosas voces) iluminaban la solución. Así que hacían acto de presencia los mecánicos y con sus `plas plas ¡eh!` empezaban a arreglar el tema, dejándonos a todos maravillados observando los distintos saltos y acrobacias (donde los aplausos no paraban de sonar) hasta que finalmente MAGIA se vuelve a hacer la luz.

Y claro aprovechando que de nuevo hay luz aparece Hubertus para abrir una pequeña habitación en nuestra añorada town, un chico sale corriendo (no sin antes saludar al respetable) y se lanza hacia lo que suponemos es su amor (yo opino que es su amor desde la infancia), y la saca a pasear mientras suena esa balada que tú y yo lloramos hoy porque ya jamás la volveremos a escuchar (o sí quién sabe). Bueno que salen a pasear en una noche estrellada, y mientras él prepara el vuelo, ella hace unos estiramientos la mar de chulos (he de decir que me encantaba esta parte) y finalmente se echan a volar juntos. GRAN MOMENTAZO. La magia y el amour lo inunda todo. Al final descienden y se van juntos.

Entonces para romper este momentazo aparecen la banda de los chicos (con radio incorporada) y se ponen a hacer un poco de brikidance hasta que uno de ellos decide robarle la masa de pizzas a la camarera del bar. Ella dispuesta a no rendirse coge el mando (y 2 masas de pizza más) y se pone a contonearse encima de una mesa (vamos que deja a los de la banda anonadados). Hubertus observa la escena tocando ese blues-ecito que acompaña la escena. Finalmente ella gana (no iba a ser menos) y se apunte un tanto regodeándose de ello (te echo muchísimo de menos).

Al final ellos salen volando del bar y empieza el número final, donde ellos hacen distintos saltos y virgerías sobre los aros y ellas bailan una coreografía que seguro que has bailado en algún momento de tu vida (reconócelo ,no pasa nada, yo también lo he hecho). Finalmente y todos aplaudiendo a la par que Hubertus, ellos bajan del escenario y saludan (y de paso hacen algún saltito más al respetable) para que finalmente todos terminen haciendo el ejercicio de taichi que hacía el del mono rojo al comienzo del show. Se baja el telón y ¡magia! el público enloquecido (y de pie como no) ante lo que acaba de ver.

CHINATOWN FOREVER.

Jamás habrá un espectáculo tan grande en PA. JAMÁS!

PD: Si hay algún error ortográfico, pido disculpas, pero es que no me gusta repasar lo que escribo, y como diría Maverick, RECOMENDARLO si os ha (o no) gustado.
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