Las crías de tortuga boba (caretta caretta) que permanecen desde finales del pasado verano en el Área de Recuperación y Conservación de Fauna Marina (ARCA del Mar) del Oceanogràfic de Valencia han cumplido cinco meses con un peso entre 80 y 110 gramos, diez veces superior al de su nacimiento.

En total hay 50 ejemplares en el acuario de Valencia y 11 en el centro de recuperación de Algeciras, que colabora con el Oceanogràfic. En ambas instalaciones permanecen bajo los cuidados de los veterinarios, con una temperatura en torno a los 26 grados, filtración biológica, filtración mecánica y luz ultravioleta, con el fin de proporcionarles las condiciones necesarias para su perfecto desarrollo.

Los animales cuentan con un seguimiento individual y se les alimenta con una papilla hecha a base de pescado, cefalópodos y moluscos, ha informado la Generalitat en un comunicado.

El objetivo del programa de iniciación es maximizar su supervivencia, para liberarlas al mar cuando alcancen un tamaño suficiente que les permita evitar a los numerosos depredadores que tienen en las primeras fases.

Fue en junio de 2014 cuando se encontró en la playa de San Juan (Alicante) una puesta de más de 100 huevos de tortuga boba, especie gravemente amenazada. Es la segunda vez que se tiene constancia de una puesta en el litoral valenciano en los últimos dos siglos, tras la de 2007 en el término municipal de Puçol (Valencia).

Para proteger a los huevos y maximizar la supervivencia de las tortugas, personal de Conselleria de Medio Ambiente, la Universitat de València y el Oceanogràfic trasladó una parte del nido a la playa de La Punta, en la zona protegida del Parque de El Saler. El resto se llevó al Oceanogràfic, donde permanecieron bajo control en incubadoras.

A finales de agosto nacieron las tortugas en las instalaciones del Oceanogràfic así como los animales incubados bajo la arena en la playa de El Saler, incluyéndose todos en el programa de iniciación del Oceanogràfic.

FOTO: REUTERS.

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