I.

Este año el viaje arrancaba un día antes, una vez más. Pero en esta ocasión no fue porque pasaramos horas en el famoso tren Estrellad. Esta vez el coche de Carlos nos iba a llevar hasta Salou esa misma noche para pasar con algunos compañeros de aventuras esta noche previa al HV.

El coche me recibía con un cartel que indicaba que íbamos al Voyage. El viaje tendría varías paradas: Azuqueca, -donde pararíamos a recoger a Lidia y a saludar a Miguel, uno de los "protas" de la anterior edición del HV-, Zaragoza –dejar a gente que estaba sólo de paso-, Vilaseca –bajarnos, cambiar de coche- y Salou –destino final-.

Nos encontramos con las obras de la carretera que no teníamos previstas en nuestro viaje, también que el tono de mensaje de Lidia con el Pájaro Loco se hace insoportable tras escucharlo tres veces seguidas. Leyendo redes sociales se mascó el drama en el coche ¡LAS VENUS SE SEPARAN! (Vamos que paramos el coche para poder superarlo y bailar un "Perfecta" en su honor) El último tramo del recorrido cogimos la autopista de peaje para ir más rápido en vez de las carreteras más secundarias y viendo las estrellas del cielo, que es algo que siempre me ha gustado. Lo que no sabíamos es que ese cartel puesto de "Este coche va al Voyage 2011" en la parte de atrás del coche alguien iba a identificarlo. Así fue, al verlo, decidió seguirnos ¡Pasando de su GPS! Esto es lo que se dice vivir al límite.

Uno de los grandes misterios que siempre había tenido era esas dos torres luminosas que se veían desde la bajada de la rampa de PortAventura hacía el tren... Esta vez pasamos por al lado y descubrí, porque nunca se me había ocurrido preguntarlo, que era uno de esos tirachinas. Fíjate que cosas.

Nuestro GPS era un poco mentiroso y acabamos en una calle de Salou, aunque nuestro destino primero era Vila-Seca, así que tras un momento drama –pero muy leve- conseguimos encontrar el lugar adecuado. Recogimos a Anna –con paella incorporada- para irnos al apartamento de Salou. Todo el mundo que ha estado por la zona sabe "la gran distancia" que hay entre ambas poblaciones. Es decir, en cinco minutos esquivando a guiris borrachos por doquier conseguimos llegar, aunque casi nos metemos de lleno en un anuncio que estaban grabando justo al lado del apartamento donde estaba toda la gente.

Nos juntamos con Èric, Bea, "El otro Edu", Manu, Jorge, Marc, para pasar buena parte de la noche juntos, comiendo esa paella que entró tan bien tras tantas horas de camino para poder llegar hasta aquí. Una especie de Barbie sirvió para el entretenimiento, no diré más. Porque todos sabemos que hay mucho perverso por el mundo. A esto le acompañamos unos mojitos y una piña colada que decidimos mezclar con 7up, más que nada porque era lo que había de refresco, que estaba bastante bueno.

Tras conversaciones, marujeos, ponernos al día y darnos muchos abrazos, porque somos unos seres muy entrañables, decidimos irnos a dormir a casa de Anna. Caímos cuasi rendidos en nuestras camas... Aunque lo peor fue cuando en unas horas sonó el despertador, ¡Odiamos madrugar!.

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