El sábado fue muy light, o al menos para mí. Por la mañana, en nuestra habitación hacía un frío terrible, consecuencia de dejar el aire acondicionado puesto toda la noche, aún sin saber por qué. No nos costó nada levantarnos, encontrando piezas de la muñeca-vudú, que corría por la habitación transfigurada y tuneada a más no poder. La noche anterior, le quitamos brazos y piernas, le pusimos la cabeza del revés, y la rellenamos con las pulseras fluorescentes, así que llegar a la habitación y ver la muñeca naranja-fosforito era todo un espectáculo, y más hacer guerra de muñeca-diabólica-radioactiva en vez de guerra de almohadas.

Fuimos a desayunar, y nos sentamos con Rafa, Isabel, y el magnífico equipo de Posesión Friki acompañados de las abejas que entraban por la ventana a polinizar el desayuno de @dkr. Nos volvimos a encontrar con muchos de los participantes, todos con cara de cansados y de "Venimos a desayunar, pero queremos dormir", encontrarse con otros que comentan todo lo que pasó la noche anterior, intercambios de cotilleos, miradas sospechosas, otros que saben cosas que tú no sabes, y viceversa...

Por mi parte, me volví a la cama para así poder aguantar lo que quedaba de Voyage, y no sabéis que gusto volverse a dar una ducha de agua fría, y quedarse dormido con la ventana abierta, escuchando las cascadas, la piscina, y los lanzamientos de Furius de fondo. Toda una delicia.

Hasta la hora de comer, que recogí a Sonia y fuimos a comer a Port Halley, dándonos cuenta que poco a poco van cerrando todos los restaurantes que frecuentamos muchas veces una vez cerrados el parque. ¿Dónde vamos a cenar ahora?Allí coincidimos con los padres de Bea, encantadores y simpáticos como siempre, aunque tuvimos que marchar para nuestra misión: preparar los platos asquerosos para la gymkana de la noche. Nos ayudaba @pato, todo un experto culinario en destrozar mezclas asquerosas convirtiéndolas en cosas que aún daban mucho más asco. Nata con kétchup, fideos de sepia con salsa pesto o sirope de fresa, acompañados de pimienta y café, huevos con yogurt... Todo comestible, eso sí, y bien bueno que estaba, que me dijeron que algunos querían repetir y todo.

Lo mejor fue llevarlo hasta el hotel, evitando casi una multa por dejar el coche estacionado en zona azul sin pagar, y con el maletero repleto de boles envueltos en papel de cocina para que no se derramara y tuviéramos que hacer la gymkana allí (ayer cuando limpiaba el coche, aún me encontré un bote de sirope de fresa por ahí). Tampoco sabíamos cómo hacer llegar todo el material hasta la habitación sin llamar la atención, y sin tener que hacer 30 viajes del parking al hotel, esquivando a @fernandete que ni se dio cuenta que estábamos allí en la puerta con el coche, preguntando a los conserjes si nos podían ayudar a llevarlo con un carro del hotel, debatiéndonos si nos dejarían entrar si veían todos los platos y las cucarachas, los gusanos y las larvas.

Una vez dejado todo en la habitación, destapado para que se enfriara y ambientando la habitación de una manera horrorosa, fuimos a atrapar a todos los monstruos, que ya habían llegado a Far West, para empezar la interminable cola de la Selva del Miedo, que rodeado de amigos se pasa en un plis. Y sí, como dice el nombre, pasamos miedo, o por lo menos yo, que lo paso fatal en los pasajes, aunque me guste entrar en ellos, y salga temblando de miedo.

Tocó cenar en la habitación de Bea, Jorge, Edu y Manu, contando cotilleos, escondiéndonos detrás de las cortinas haciendo dramas... Y allí nos hubiéramos quedado si no fuera porque teníamos que ir a la gymkana, unos a participar, y otros a ayudar. Me quedé con Anthony en su habitación, en el baño sangriento, no sin antes ir con @willy y @gemix a ver las otras habitaciones y perdernos por los pasillos por ponernos al día. ¡Pero como reímos!

Ya una vez empezada la gymkana, en el baño íbamos inventando normas al momento, descontando segundos a los participantes que no callaban, descontando canicas por hacer trampas... Todo de una forma bizarra y con mucho cachondeo, quizá debido al calor que hacía en el baño con tanta gente allí metida, y @spirito acabó haciendo una representación de la prueba, y haciendo cosquillas a los participantes cuando buscaban las canicas entre compresas, esponjas que emulaban excrementos, y sirope, mucho sirope de fresa. Aunque dejamos de hacer cosquillas cuando @manuteruel se cayó de cabeza en la bañera. ¡Creo que nunca habíamos reído tanto en un baño!

Una vez nombrados los ganadores, buscamos algún sitio del hotel donde poder ir sin molestar a los demás huéspedes, que quieras o no, siempre acabas haciendo un poco de ruido o molestando –sin querer, por supuesto- a alguien. Así que decidimos que el mejor lugar era el parking del hotel. Y porqué no había un Lidl cerca, porqué sino vamos allí a reunirnos con nuestro CD de hits de Camela. Estuvimos riendo sin parar, diciendo cosas obscenas a Bea con el gatito que repite las cosas del teléfono de Cristian, o haciendo una pajita enorme para no tener que levantarnos a beber de la botella de Fanta de Naranja, pero sin éxito. Nos sorprendió el guardia de seguridad en nuestro escondite, ya que todo lo que hablábamos resonaba hasta el hotel, pero que no pasaba nada si lo recogíamos todo al marcharnos. Y no tardamos mucho en hacerlo, ya que el cansancio nos hacía mella, y nos fuimos a la cama, no sin antes hacer visitas oficiales a varias habitaciones, y desintegrándonos del grupo poco a poco, sin darnos cuenta de la gente que desaparecía para ir a sus habitaciones.

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