Ains, ¡por dónde empezar tal viaje repleto de magia e ilusión! Esta magia se empieza a vivir ya días antes de empezar el viaje, aguantando las ganas de mirar fotos y vídeos de atracciones, espectáculos, cabalgatas... Y al final acabas en la tentación de mirarlos, y de uno pasas a otro y así sucesivamente, hasta el punto en que de los nervios y la emoción, te acaba entrando dolor de tripa. Sí, esto es así señores.

Incluso aunque te prometas ir a dormir temprano, muy temprano el día anterior del vuelo, porqué has tenido la magnífica idea de cogerlo a las 7 de la mañana, y por tanto levantarte a las 2 de la madrugada, no puedes. Siempre hay cosas que hacer el último día antes de ir a dormir: acabar la maleta, cenar, ducharte, y usar todas las cosas del neceser antes de usarlo. Qué rabia da eso, tenerlo todo guardado y tener que sacar el cepillo de dientes...

Aún así, esos nervios te quitan el sueño, y haces que estés despierto hasta las 12 pasadas de la noche, que llegas al hotel, y caes rendido en la cama. Bueno, también caes rendido en el avión, y en el bus dirección a Disney, pero sí que es verdad que la emoción te hace aguantar despierto.

Incluso cuando ya coges el autobús que te llega a Disney, y pasas por todos los hoteles, esos nervios y emoción van en aumento, hasta que lo ves. Allí está la entrada al parque, y de fondo, algo que llevas tiempo queriendo probar, y que has oído hablar a muchos de ella... Allí está la Tower of Terror, abriendo y cerrando las puertas del ascensor. Habría ido directamente allí, si no fuera porque nos esperan para sacarnos los pases de temporada.

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