El parque temático del deporte Open Camp, que daba un nuevo uso al Anillo Olímpico de Montjuïc, cierra sus puertas este lunes 31 de julio. Como avanzó La Vanguardia en exclusiva este julio, los números rojos han obligado a los impulsores del proyecto a clausurar las instalaciones y despedir a 79 empleados, tras descartarse un rescate municipal exprés durante el preconcurso de acreedores.

La empresa ha anunciado que cierra "temporalmente" a fin de buscar en los próximos dos meses "la financiación necesaria para volver a abrir en otoño". Señala que necesita hallar nuevos inversores para publicitar más el parque, que ha ido incrementando visitantes "de manera progresiva" desde su estreno en junio de 2016 pero todavía es poco conocido entre la ciudadanía y los turistas. La inyección de capital –"pública o privada", explicitan– podría enmarcarse tanto en una línea de crédito como en la ampliación del accionariado.

Los grupos de más de 50 participantes que tenían reservas formalizadas para este agosto podrán, previa demanda, realizar dos de la veintena de experiencias que hasta ahora ofrecía el parque. Así, todavía podrán utilizar el simulador de futbol Open Match y interactuar con el Open Olympic.

Durante los 236 días que ha estado de funcionamiento, ha recibido 1,09 millones de visitantes en este periodo, cifra que tenía previsto haber alcanzado en junio. Actualmente los principales usuarios, reconocen, son "colectivos escolares y familias", que en muchos casos disponen de descuentos y precios por grupo. El parque vendía cada día de apertura unas 750 entradas a un precio medio de 12,5 euros, aunque el tíquet estándar de adulto costaba 20 euros.

El estadio tiene más de 1.200.000 visitantes al año, pero solo el 13% aproximadamente entra en Open Camp. Cuando hay conciertos o grandes eventos en el Anillo Olímpico –y durante los días de preparativos y desmontaje–, el parque no está autorizado a abrir. Trabajadores y empresa han acordado "suspender temporalmente" los contratos de los 53 puestos de trabajos directos y los 26 indirectos de Open Camp, a fin de recuperarlos de forma inmediata en caso de reabrir este otoño.

Según detalló a La Vanguardia la macroempresa municipal B:SM, que es quien arrienda parte del estadio Lluís Companys a Open Camp, el proyecto debe al Ayuntamiento el canon anual de 2015, 2016 y 2017 acordado. El proyecto no salió a concurso público al no ser iniciativa municipal, por lo que el arrendamiento se rige a través de un contrato mercantil al uso.

B:SM descarta totalmente un rescate económico en forma de compra de entradas, rebaja del alquiler o incorporación municipal al accionariado, porque podría incurrir en ilegalidades al ser un proyecto de iniciativa privada y con ánimo de lucro. "No se puede ser arrendatario y de repente también accionista o cliente principal, sería una modificación substancial del contrato, como nos han advertido hasta tres informes jurídicos internos y externos", apuntan.

La inversión inicial, según la empresa, ascendió a un total de 14,2 millones de euros, de los que 7,8 serían mejoras en las instalaciones olímpicas de propiedad municipal. El consistorio, en cambio, asegura que la mayor parte se destinó a los preparativos de las actividades y simuladores y que solo 1,4 millones fueron para mejoras que la ciudad realmente aprovecharía tras un eventual cierre definitivo de Open Camp.

Sin embargo, el lento despegue de la afluencia al parque y los problemas de liquidez de la empresa han precipitado por sí solos la entrada en quiebra del proyecto. "Si finalmente debe cerrar no será a causa del ayuntamiento, que es un acreedor menor en el total de la deuda y solo representa el 8,45% de la masa concursal, sino de la falta de viabilidad del proyecto", defienden portavoces de B:SM.

Fuente: La Vanguarda

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